Tanto Twitter y las tareas propias nos han llevado a una inactividad en nuestra página que salta a la vista: meses y meses sin colgar una nueva publicación. A los que seguís con cierto interés nuestros trabajos, disculpas. En las siguientes líneas nos ponemos al día.
Tanto parón web no significa que hayamos parado en nuestras actividades. Incluso con estos calores tan insufribles del verano hemos seguido dando el callo entre las vacaciones de unos y otros.
Han sido varios meses los que nos han tenido ocupados los trabajos de carpintería interior. Aquí no había expertos carpinteros ni ebanistas y hemos ido aprendiendo sobre la marcha como mejorar y solucionar distintos problemas. En este apartado cabe destacar que la podredumbre por las distintas goteras nos llevó a tener que renovar la práctica totalidad de los revestimientos interiores: todo el techo y buena parte de las paredes salvando sólo determinados paneles de formica a los que también ha habido que cambiar las maderas que los soportaban.
Ha sido una tarea bastante lenta y costosa. Se trata de un trabajo delicado y minucioso para lograr un perfecto encaje de todas las piezas. Por poner un ejemplo, el montaje del techo de la cabina-salón nos ha llevado numerosas semanas hasta conseguir ajustar todas las planchas sobre el armazón que lo sustenta.
Por supuesto, hay que añadir a estas tareas la imprimación o barnizado de listones y planchas. Especial dificultad han tenido las dos piezas de las esquinas que forman una doble curva. La madera empleada admite la curvatura en un solo sentido.
Recuperando las fotografías de las piezas originales nos dimos cuenta de que ésas se habían hecho con una especie de cartón compactado y no con madera.
Así que «manos a la obra» tirando de nuestros recuerdos de escuela en manualidades y aprovechando como molde la esquina contraria de cabina 1 (que es metálica porque en este tren no hay una maldita pieza igual a otra) hicimos sendas esquinas interiores y la verdad es que estamos muy orgullosos del resultado.
Tras sacar esa especie de «molde» con pasta de papel y cola blanca aplicamos una malla de fibra de vidrio y masilla para dar robustez a la nueva pieza. Después imprimación y más masilla; y lija, mucha lija hasta conseguir un acabado suave y con la curvatura correcta.
Dos manos de tapaporos después ya estamos liados con la pintura. Así que ha llegado el color a nuestras tardes. Bueno, color poco de momento porque hemos empezado por el techo y es blanco. Está quedando muy bien y el tapaporos ha ayudado mucho mejorando el aspecto final de las tablas.
De todo esto que hablamos hemos empezado por el salón ya que es la estancia más grande y compleja de restaurar. Pero el resto del tren avanza por las mismas fases: el pasillo y un departamento ya han recibido el tapaporos tras el enmasillado de desperfectos en la madera y las grapas. Mientras tanto numerosas piezas «sueltas» como cubre-persianas y zócalos ya van siendo pintadas con su acabado final.
A todo esto hay que sumar la nada ingrata tarea de limpiar decenas de pletinas de alumino, guías de ventanas, etc. Todo esto nos va a permitir ir ensamblado todo el interiorismo a medida que las tareas de pintura vayan concluyendo. Aún quedan por resolver problemas como el cromado perdido de algunos elementos o el pulimento de algunos materiales desgastados. Cada cosa a su tiempo.
Pero no sólo nos hemos dedicado a las maderas. La neumática es una sección que sabemos que no acabará nunca. Por un lado porque una instalación tan antigua siempre requiere de mucho mantenimiento. Cada poco aparece una fuga por un retén que se ha deteriorado o una rosca algo floja.
Por el otro lado, y modestia aparte, somos cada vez más perfeccionistas y queremos eliminar fugas cada vez más insignificantes que mejor: en la estanqueidad del circuito y hagan ganar al vehículo en operatividad y fiabilidad. El último ejemplo que bien se puede aplicar a estos dos casos son los mandos de inversor.
La manipulación de los mismos durante tanto tiempo ha dado lugar a fugas en los asientos de las válvulas y el deterioro de las juntas Así que ha tocado pulir parte de las piezas, y rehacer juntas. Como la «Westinghouse Frenos y Señales» hace décadas que no se dedica a estas cosas hemos tirado de diseños en impresora 3D, de moldes y de todo lo que se nos ha ocurrido para reproducir juntas nuevas.
Otro elemento «vivo» del 9121 es el techo. Guarda más parecido con la cubierta de un barco que con un techo convencional de hoy en día. Así que a las maderas periódicamente hay que darle su capa de protección con un cubrimiento de clorocaucho que impida la aparición de nuevas goteras como las ya subsanadas y que llevaron al automotor al estado de podredumbre alcanzado. Hemos mejorado mucho en este aspecto y cada vez se nos da mejor, además hemos encontrado un nuevo producto que cubre mucho mejor y da una mejor resistencia.
Y poco más que destacar, reuniones, documentación, y más y más reparaciones: ayer un estribo y hoy ese pasamanos o el testigo de presión de aceite. Queda mucho por hacer y aún tenemos que hacer un máster en acolchado y tapizado, o restauración de cortinillas pero el tren cada vez se ve más bonito y eso nos está motivando cada vez más