Hace pocos meses nuestra Asociación cumplió once años desde que, nueve amigos, la fundamos allá en el año 2000. En éstos once años que han pasado hemos tenido nuestras épocas de mayor y de menor actividad, pero creo que siempre ha habido un hecho que podemos clasificar como característica propia de nuestra Asociación, y es el trabajo de los socios que la formamos.
Bien es cierto que cuando nos juntamos legalmente entonces, podíamos pecar de ambiciosos, ilusos, incluso algo locos, porque nuestra idea y nuestro fin siempre fue la reparación de algún vehículo ferroviario con el que pudiéramos organizar nuestros propios viajes. Porque siempre lo vimos viable, posible, rentable y nos vimos capaces. Aunque, también es cierto, que entonces sólo unos pocos habíamos alcanzado la mayoría de edad.
Pero, a pesar de nuestras ambiciones adolescentes, creo que entonces ya demostramos sobradamente nuestra capacidad de movilización cuando así se requiere, y así fue como entonces restauramos estéticamente la dresina 008.002-8 del Museo, y la grúa de Villaverde. Con todos los pecados «juveniles» que se quieran, pero se hizo, y para mi gusto, muy correctamente.
Después de aquello, hemos tenido claros y sombras en nuestro funcionamiento por razones que no vienen al caso y que en la mayoría de ocasiones eran problemas ajenos a nuestra Asociación que nos afectaban indirectamente, pero demasiado. Y mientras aquellos nubarrones pululaban por las vías y nos impedían avanzar, cada uno de nosotros, a título individual, fuimos evolucionando por los más diversos caminos y llegamos a un punto que es una realidad desde hace ya varios años: AREMAF no es una asociación de un grupo de «niñatos», la práctica totalidad de las personas que componemos ésta Asociación somos profesionales vinculados al ferrocarril en los mas diversos ámbitos: tracción, talleres, señalización, sistemas de seguridad, infraestructura, conducción, etc…
Así, cuando los negros nubarrones se esfumaron, y volvimos a retomar una actividad «normal», siempre que desde el Museo del Ferrocarril (entidad íntimamente ligada a nuestra actividad por razones obvias) se nos ha pedido ayuda (especialmente en alguna campaña del «Tren de la Fresa», en las jornadas de puertas abiertas, y en las maniobras y movimientos que ocasionalmente se producen en el Museo), hemos podido demostrar, igual que hicimos hace diez años, una gran capacidad de movilización e implicación de nuestros socios, de nosotros, cuando así se nos ha requerido, con el aliciente de que, ahora sí, tenemos unos conocimientos especialmente útiles.
Pero, a pesar de todo, siempre hemos tenido la sensación de que nuestro trabajo, nuestro sudor, nuestras horas de descanso no descansadas por llevar adelante un trabajo voluntario y gratuito, han sido muy poco o nada reconocidos públicamente, incluso aprovechado por otros, que poco o nada tenían que ver con nosotros. Casi siempre ha sido un trabajo en la sombra que hasta ahora ha tenido pocas recompensas a nivel de Asociación. Las actividades que hemos propuesto y hemos impulsado siempre han sido una mínima parte de lo que realmente creemos que es posible hacer y llevar a cabo siendo realistas.
Pero, algo está cambiando, y desde hace un par de años, por fin, hemos encontramos un reconocimiento público a nuestro trabajo:
- Maquetren Nº214 ([…]ha destacado la contribución de AREMAF, una asociación que con escasos medios técnicos y humanos ha conseguido movilizar a socios y simpatizantes venidos de todo el país para colaborar en los preparativos y realización de esta jornada especial[…]).
- Hobbytren Nº 206, (Hay que destacar el esfuerzo realizado por los miembros de la Asociación Madrileña para la Restauración de Material Ferroviario).
- Boletín del Museo del Ferrocarril.
- y más reciente aún mención en Vía Libre.
- en la web de Museo ([…]AREMAF, una asociación que posee un estrecho vínculo con el Museo del Ferrocarril[…]).
- en la web del C.E.H.F.E. ([…]La Asociación Madrileña para la Restauración de Material Ferroviario (AREMAF), por ejemplo, contribuyó poderosamente mostrando al público el material ferroviario cuya restauración tiene inmejorablemente a su cargo[…]).
Ahora que hemos conseguido que se reconozca nuestra labor -cosa que agradecemos-, que hemos demostrado nuestra capacidad de trabajo, que tenemos la formación adecuada para poder llevar a cabo una labor profesional, y que nos encontramos con ganas y energía suficiente para poder seguir evolucionando en la consecución de nuestros fines (que no son ni mas ni menos que la preservación de material ferroviario antiguo) es el momento adecuado para que, por fin, podamos ver cumplidos nuestros deseos de participar directamente en la gestión de vehículos históricos ferroviarios.
En todos estos años hemos visto como entidades mucho mas jóvenes que la nuestra (que no por ello menos merecidamente) han obtenido la cesión de vehículos en desuso, y ahora, que estamos en un delicado momento de transición hacia la nueva era del ferrocarril, es cuando podemos mejor que nunca conservar un pedacito de nuestra historia ferroviaria reciente y conseguir con nuestro esfuerzo y sudor que generaciones venideras puedan disfrutar de él durante mucho tiempo.