Bueno venga va, aquí se acaba el inglés que ni yo sé más ni vosotros lo íbais a entender.
¿Que cómo van las cosas? Como dice uno de los tíos más grandes de la Renfe que conocemos «divino de la muerte, corazón». El sábado todo fueron avances y de lo más vistosos. Ya están las chapas de los respiraderos montadas (¡gracias Antonio!). También hicimos un gran avance en lo que a la neumática se refiere, aunque tenemos un muelle de una válvula haciendo la puñeta (la V3e está un poco flojilla) pero nada que no tenga arreglo rápido visitando Muelles Ros. Siempre he querido entrar en esa tienda y preguntar ¿tienen muelles? y por fin tengo excusa.
En otro orden de cosas hemos recuperado la totalidad de nuestro «parque de baterías» así ya no tenemos que andar pasando miserías para arrancar uno u otro vehículo.
Volviendo al Zaragoza, después de lo del techo y de echar nuestras cuentecillas de cuanto sintasol vamos a necesitar para el suelo decidimos comenzar con la carrocería, es decir, chapa y -dios sabe cuando- pintura. Hemos desmontado las rejillas frontales del automotor para reparar la que estaba destrozada y enderezar la que «tan sólo» está doblada. Ahora, además de que el Zaragoza ha ganado en parecido a un Civia y está pidiendo un Sharfemberg a gritos, tenemos también los radiadores (sí señor, un motor y dos radiadores) mucho más accesibles y los limpiaremos debidamente.
También hemos descubierto esos arreglos Made in Spain de épocas pasadas (y no tan pasadas), es decir, que «si te faltan cuatro tuercas pues sueldas la pieza y los espárragos pues ahí se quedan para otra ocasión» y cosillas así. Acto seguido la orda bárbara que son los socios de AREMAF se dedicaron a eliminar toda la masilla agrietada y podrida del vehículo así como terminar de arrancar las piezas de chapa añadidas a la carrocería en su momento para no reparar los tremendos desperfectos por golpes en el Zaragoza. Con esto hemos llegado a la conclusión de que el Zaragoza tienes más golpes que Rocky III y que el trabajo va a ser lento y doloroso, pero a decir verdad no esperábamos nada mejor.
Después de consultar a nuestro chapista y pintor de cabecera, nos hemos venido arriba. Ahora sólo falta que el pintor/chapista se apunte a la asociación 😉 He pensado que la foto fuera más «positiva» que «destructiva», así que aquí tenéis al bueno de Dani montando uno de los respiraderos. Salud!!