Hola amigos,
Una semanita más estuvimos los socios de AREMAF por Delicias dando la batalla. En Madrid el lunes fue fiesta y es mucha la tropa que se ha idoa celebrar San José a Valencia; incluso este año muchos «constitucionalistas» se fueron a Cádiz a rememorar cómo y por qué se hizo nuestra primera Carta Magna.
Pero los de AREMAF nos quedamos en casa, que si en Cádiz había Bicentenario, y en Valencia fuego y petardos, nosotros en Madrid queríamos hierros y tuercas. Este sábado la jornada tuvo tres frentes bastante diferenciados:
Por un lado está la recuperación de un viejo taladro de columna que nos han cedido en la empresa de Miguel, uno de nuestros socios. La herramienta estaba en un estado bastante malo, muchos años sin uso y con un trato anterior…“difícil”. El caso es que ya ha sido desarmada y limpiada. Se han pintado las carcasas y el pie. El montaje ha quedado a medias pero se acabará en pocos días y tendremos a nuestra disposición una herramienta más para el taller. Habrá que buscarle un sitio, y eso sí que va a ser un lío.
El segundo frente ocupó a un par de socios buena parte de la mañana y fue la reparación del compresor Knorr del que os hablamos hace unos días. Se ha desmontado y limpiado entero. Ya hemos conseguido los pertinentes repuestos para repararlo (rodamientos, casquillos, retenes…) y se están reemplazando en el bloque del aparato. Nos han prestado útiles más complejos para extraer o insertar determinadas piezas y parece que lo más difícil ya está hecho. Quedará listo en poco tiempo.
El tercer frente no podía ser otro que el 9121. Éste fue el que nos ocupó la mayor parte del tiempo y a la mayoría de los socios asistentes. Que empezamos siendo tres a primera hora y a última éramos más del doble. El Zaragoza ya tiene repuestas todas sus rejillas, así que el parecido con un tren de verdad cada vez es mayor. Así que aunque ya estaban puestas primero estuvimos trabajando en el acabado de las mismas, intentando que ajusten lo mejor posible a la carrocería del vehículo. No se pudo dejar como queremos así que volveremos a pasar por ellas.
Lo siguiente fue desplegar nuestro “foso portátil” -que no es otra cosa que unas viejas moquetas- y cuerpo a tierra a reptar bajo el 9121 para seguir montando piezas reparadas del circuito neumático. Ya van quedando menos en el local, y eso anima bastante. Estamos como locos por tener presión para poder probar las reparaciones y sellar las fugas que puedan existir.
Para que esto suceda es primordial reparar el depósito principal de aire. Es un viejo calderín de grandes dimensiones. La salida del calderín estaba totalmente rota y oxidada y tenemos que soldarle un nuevo acople para que pueda alimentar el circuito neumático del tren. Esto que en un taller no es muy complejo se convierte en algo muy costoso en las vías exteriores del Museo del Ferrocarril. Habíamos ido aplazando esta tarea por lo difícil de llevarla a cabo sin un foso o unos gatos de alto tonelaje que nos permitieran levantar íntegramente el Zaragoza. Pero llevábamos varias jornadas dándole vueltas a cómo solucionar la extracción del depósito porque sus dimensiones son mayores que la altura que resta del suelo a los bajos del automotor. Este sábado, después de comer, nos pusimos a ello. Tardamos bastantes horas y se nos hizo de noche. Pero ya tenemos la pieza a reparar en el taller, la limpiaremos bien y la dejaremos lista para que nuestro soldador acometa la reparación. Mientras eso sucede, Miguel -el del taladro vertical- está preparando el acople adecuado para volver a conectar el calderín al circuito.
Fue un día muy muy productivo, y nos ha permitido afrontar el problema más voluminoso para la reparación del circuito neumático. Así que podemos decir que esto marcha, despacito, muy despacito, pero marcha. Es lo que tiene intentar arreglar un tren con poco más que cleanex y lágrimas en el tiempo libre, pero es lo que hay y lo hacemos con gusto, casi todos los sábados.
Saludos.